22.3.08

Examen y evaluacion no son lo mismo, por Kenneth Delgado

En el sitio web de Foro Educativo http://www.foroeducativo.org/site/portal-opiniones-detalle.php?not=28&tabla=opi&tablao=opi

En horas de la noche del viernes 14 de marzo, el señor ministro de Educación informó los resultados de la reciente prueba escrita para el nombramiento de docentes en las plazas que se pusieron a concurso. Y aunque varias veces se refirió al examen como “evaluación”, diremos que no significan lo mismo; hubo una prueba pero no precisamente una evaluación.

De un total de 189,593 postulantes, rindieron la prueba 183,818 para alcanzar algunas de las 23,970 plazas existentes. Según los resultados, son 8,744 (4,69%) los que aprobaron el examen y de ellos solamente 151 (0,08%) seguirán la segunda fase por haber logrado un puntaje de catorce o más. Esto quiere decir que en lo inmediato, no se podrán cubrir el 99% de las plazas que fueron presupuestadas para nombramiento de docentes.

El ministro dijo que los resultados eran alentadores, por haber superado porcentualmente a los registrados en años anteriores: en 1997 los que aprobaron representaban el 4,21% , en 1999 eran 3,40% y en el 2002 fue 3,15%. Sin embargo el ministro se equivoca, porque los porcentajes no nos sirven para percibir una mejora en números absolutos ya que hubo un significativo incremento de postulantes. Por ejemplo, en 1999 se presentaron 92,007 profesores para cubrir plazas docentes y en el año 2002 fueron 95,000. Este año 2008 fueron casi 190,000 los postulantes, o sea el doble del 2002.

Hay varios aspectos a comentar si queremos evaluar los resultados:

1. Los puntajes del examen ponen en cuestión el diseño y preparación de la prueba. Habría que investigar el grado de dificultad y el poder discriminativo de cada uno de los items, además de la confiabilidad y la validez del instrumento. Es muy fácil responsabilizar al examinado sobre los resultados negativos, sin poner en tela de juicio la pertinencia de la prueba.

2. El examen o prueba no constituye en sí misma una evaluación; diremos que sólo hubo una medición que no parece haber utilizado los parámetros más adecuados. Por eso quienes tuvieron entre 13,5 y 13,9 no han calificado para la siguiente etapa, no obstante que sus puntajes son redondeables a catorce. Evaluar es valorar y no simplemente medir.

3. La entidad que elaboró el examen fue ESAN, una universidad que no tiene Facultad de Educación. Es como si la Universidad Nacional de Ingeniería fuera seleccionada para preparar un examen a los médicos.

4. Han habido denuncias sobre filtración de la prueba en algunas ciudades del país, o errores en el listado de los postulantes y cambios de local no previstos con anticipación, lo cual en vez de ser desmentido con adjetivos calificativos por los funcionarios del Ministerio de Educación, debería someterse a una investigación a cargo de los organismos competentes.

5. Hay deficiente formación en los docentes, no podemos negarlo. Pero sería interesante saber los puntajes que obtendrían el ministro, altos funcionarios del Sector Educación, congresistas y otros profesionales en comprensión lectora y razonamiento matemático. Seguramente los resultados no serían muy diferentes a los registrados, porque las fallas corresponden al sistema educativo que hemos heredado.

6. Toda la década de los años 90 hasta abril del 2001, cuando el Ministerio de Educación lo prohibe, los institutos superiores pedagógicos otorgaron el título profesional de manera colectiva, mediante “proyectos” tales como pintar carpetas, construir una losa deportiva o un aula, etc. En el caso de las universidades se bajaron los niveles de exigencia al disponerse el bachillerato automático y en el caso de las particulares, se establecieron “cursos de actualización” para sus egresados con fines de titulación, donde todos o casi todos aprueban.

7. El ministro Chang dijo que en su condición de exrector de la USMP , invocaba a los rectores de las universidades para poner de manifiesto su esfuerzo por mayores exigencias en los procesos de formación en las facultades de educación. Pero realmente eso no compete a los rectores sino a los decanos correspondientes y habría que hacerle recordar que durante su gestión rectoral cerró la facultad de educación en lugar de ser repotenciada o mejorada.